Olivier de Berranger

¡A las urnas!

Como de costumbre, el año bursátil fue pródigo en sorpresas. Con la excepción de China, la práctica totalidad de los mercados de acciones y bonos se anotó ganancias sustanciales, pese a que el año estuvo marcado por subidas de los tipos de referencia de una magnitud inédita. Este paradójico entusiasmo de los inversores se explica en gran parte por el progresivo descenso de la inflación, que hace presagiar una relajación importante de las políticas monetarias, toda vez que el crecimiento mundial, sobre todo el estadounidense, terminó siendo superior a las previsiones de comienzos de año[1] y que el entusiasmo en torno a la inteligencia artificial (IA) impulsó el tirón alcista de los valores tecnológicos.

Estas buenas noticias ya están descontadas en las cotizaciones y apenas provocarán cambios en ellas a corto plazo. Entonces, ¿qué sorpresas podrían influir en los mercados en 2024?

El factor clave podría ser el ritmo de la relajación monetaria prevista. Todavía se desconoce cuándo se pondrá en marcha y su magnitud. En este arranque del mes de enero, la visión imperante en los mercados es que la Reserva Federal de EE. UU. y el Banco Central Europeo podrían aplicar un recorte de los tipos de 25 puntos básicos a partir de finales del primer trimestre, seguido probablemente de otros cuatro o cinco recortes durante el año.

Estos escenarios podrían quedar desbaratados por evoluciones imprevistas de la inflación o, sobre todo, del crecimiento. En EE. UU., las previsiones del mercado son moderadamente optimistas, en torno al 1,30 %, y estos últimos meses se han revisado regularmente al alza[2]. En la zona del euro, por el contrario, el mercado no es entusiasta: el crecimiento previsto es del 0,5 % y, aunque no deja de revisarse a la baja desde el pasado verano[3], esta cifra podría terminar siendo demasiado optimista.

Igual de importante para la economía mundial será el crecimiento de China, cifrado en el 4,5 %. Es el nivel más bajo de las últimas décadas, exceptuando el bloqueo económico debido al COVID en 2020 y 2022, pero dado que la crisis inmobiliaria que sufre el país no se ha cerrado todavía, esta estimación de por sí baja se presenta como especialmente frágil.

Indudablemente, siguen existiendo fuentes de sorpresas positivas. Cabe esperar un rebote de la productividad gracias a la IA o incluso un estímulo al crecimiento derivado de la abundante oferta de petróleo y gas procedente sobre todo de EE. UU., como ocurrió en 2023. Por último, podría producirse el largamente esperado rebote del sector inmobiliario chino, sostenido por las incontables medidas de apoyo del gobierno.

En cuanto a los riesgos, la geopolítica ocupa un lugar destacado. Las guerras en Ucrania y Oriente Medio podrían agravarse. China podría sentir la tentación de hacer avanzar sus peones en Taiwán y Corea del Norte podría insistir en sus provocaciones. En un horizonte inmediato, la política también podría influir de forma significativa en las economías y los mercados. Más de la mitad de la población mundial está llamada a las urnas: Rusia, Irán, México, Indonesia, Reino Unido, la India, la Unión Europea… y en el caso concreto de EE. UU., todos los desenlaces son imaginables, incluso los más atípicos.

Ante estos posibles, nuestras convicciones son claras. En primer lugar, la desinflación va a continuar, lo que será favorable sobre todo para los bonos, que todavía presentan un carry atractivo. La deuda no cotizada sigue siendo un activo preferente, como ocurre desde hace varios trimestres. Una ralentización podría acentuar la relajación de las políticas de tipos de los bancos centrales, lo que favorecería la ampliación de los múltiplos en las bolsas. Y aunque las valoraciones de las empresas de gran capitalización estadounidenses se mueven por encima de sus medias, otros segmentos de la bolsa mundial —sobre todo Europa— ofrecen niveles que todavía son razonables, incluso francamente atractivos en el caso de los valores de pequeña capitalización.

Como siempre, el año que comienza encierra oportunidades, pero lo más probable es que las mejores inversiones se encuentren más allá de los valores preferidos de 2023, que han descontado un gran número de buenas noticias.

 

Información legal importante: Las opiniones expresadas representan las convicciones de los autores. En ningún caso darán lugar a responsabilidades por parte de LFDE. Los valores y sectores se mencionan a título ilustrativo. Su presencia en las carteras no está garantizada.
[1] Editorial mensual «¿Recesión?», julio de 2023
[2] Consenso recopilado por Bloomberg
[3] Íd.