Alexis Bienvenu

La escapada de EE. UU.

La fortaleza de la bolsa estadounidense llega a desconcertar: a 15 de febrero, el S&P 500 avanzaba ya casi un 6 % (en dólares) después de haber ganado un 26 % en 2023. Este dinamismo resulta chocante, sobre todo por el contraste con la subida del 2 % de la bolsa europea (Stoxx 600) tras unas ganancias del 16 % el año pasado, bastante más modestas que las del índice estadounidense. En cuanto a las acciones chinas, la caída se prolonga desde hace tres años.

Cabría sospechar el efecto de una burbuja en los grandes valores tecnológicos. Bien es cierto que la subida de más del 45 % de la acción de Nvidia durante las primeras semanas del año ha contribuido mucho a ello, sobre todo después de dispararse ¡un 230 %! el año pasado, pero estaríamos errando el tiro, ya que la euforia no es solo bursátil y encuentra apoyo en los fundamentales económicos. En efecto, el crecimiento estadounidense no ha dejado de sorprender durante 2023, ya que se preveía un 0,3 % a comienzos de año, pero se situó finalmente en casi el 2,5 %, registrando incluso un pico del 5 % en tasa anualizada en el tercer trimestre. Entretanto, el crecimiento de la zona del euro rondó el 0,5 %[1], sin sorpresas positivas.

Lo cierto es no escaseaban precisamente los obstáculos para el crecimiento estadounidense: endurecimiento monetario, crisis en los inmuebles comerciales y los bancos regionales, bloqueos en relación con el techo de la deuda, reducción del ahorro de los hogares, inflación… pero el uso cada vez mayor del endeudamiento por parte de los hogares (a pesar de unos tipos de interés prohibitivos), la generosidad en el gasto del estado federal (a costa de un déficit galopante) y unas condiciones crediticias ciertamente más difíciles, si bien todavía soportables, sobre todo para las grandes empresas, se impusieron a esa temida ralentización.

¿Es efímero este milagro estadounidense y su reflejo invertido en Europa? ¿Va a desvanecerse? Se podría temer que ocurriese, por cuanto la euforia en torno a la inteligencia artificial (IA) puede parecer excesiva, como tal lo fue el entusiasmo en torno a la supuesta revolución industrial propiciada por la impresión en 3D hace no mucho.

Sin embargo, existen razones fundadas para creer que va a perdurar a medio plazo. En primer lugar, están las energías fósiles, que EE. UU. extraen más que nunca. Después, existen motivos más duraderos, sobre todo la IA generativa. Los economistas del FMI[2] estiman que es capaz de sostener fuertes aumentos de la productividad. De hecho, y no es forzosamente una casualidad, mientras que las mejoras de la productividad habían disminuido en EE. UU. después de la crisis de 2008, se han reactivado con fuerza en 2023. Así, durante los dos últimos trimestres de 2023 el crecimiento de la productividad del sector no agrícola se situó, respectivamente, en el 5 % y el 3,2 % en tasa anualizada (según los datos provisionales), unos niveles notables frente a la media del 1,7% observada desde 2009. Al mismo tiempo, la productividad europea se estancaba e incluso descendía. Por último, el milagro estadounidense podría perdurar por razones de gobierno económico profundamente enraizadas: empresas con tamaño importante, asignación flexible del capital, fomento de la competencia, fuerte integración del mercado interno, inversión pública voluntarista… en definitiva, muchos reflejos invertidos de Europa, como lo expresó Isabel Schnabel, miembro del consejo ejecutivo del BCE, en un celebrado discurso pronunciado en el Instituto Universitario Europeo el pasado 16 de febrero[3].

Aunque las perspectivas a largo plazo parecen prometedoras en EE. UU., a pesar de unas innegables debilidades que también son profundas (sociales, políticas y ecológicas, en particular), la euforia actual de los mercados podría perfectamente presagiar una dinámica duradera, si bien a corto plazo los mercados parecen, ciertamente, sobrecomprados. Ojalá pueda Europa encontrar un modelo de energía económica que le convenga, para unirse a la escapada.

 

 

Terminado de redactar el 16.02.2024. Por Alexis Bienvenu, gestor de fondos de LFDE.

 

En pocas palabras

Picotazo de inflación. El dato de inflación (IPC) de EE. UU. en el mes de enero deparó una sorpresa negativa. La inflación general se situó en el 3,1 % interanual, frente al 2,9 % previsto. La inflación subyacente se mantuvo estable en el 3,9 % interanual (3,7 % previsto). Aunque los precios de los bienes de consumo y la energía descendieron y los precios de los alimentos registraron un ascenso moderado, dos factores resultaron especialmente decepcionantes. En primer lugar, el componente de la vivienda, cuya parte denominada «equivalente del alquiler para los propietarios» quedó fijada en el 0,6 % mensual, su máximo desde el pasado mes de abril. Y, sobre todo, el componente subyacente de los «servicios menos vivienda», que repuntó con fuerza. La variación interanual subió al 4,4 %, frente al 3,9 % en diciembre. No conviene dar demasiada importancia a este dato, ya que algunos aumentos de tarifas que se producen en enero a menudo son desmesurados. Sin embargo, los banqueros centrales más puntillosos podrían encontrar ahí argumentos para postergar los recortes de tipos previstos, que ya se han reducido o retrasado hasta más adelante en el año.

En cuanto a los precios a la producción, menos importantes a los ojos de la Fed, pero reveladores de las dinámicas subyacentes de la industria, las noticias no son tranquilizadoras tampoco: se situaron en enero en el 2 % en variación interanual (menos alimentos y energía), frente al 1,6 % previsto. Por lo tanto, la vigilancia del mercado sobre la inflación se ha reactivado.

 

El fondo es bueno. Los índices regionales de actividad económica de las regiones de Nueva York y Filadelfia rebotaron claramente. Pusieron de relieve ciertas similitudes: rebotes notables de los nuevos pedidos, las compras y los precios pagados. Estos factores concuerdan con los mensajes positivos de las últimas encuestas PMI e ISM, pese a que los datos de producción industrial defraudan. Estos indicios dan pábulo a la idea de que el ciclo manufacturero habría tocado fondo a finales de año y habría empezado a rebotar.

 

 

[1] Bloomberg
[2] Gen-AI: Artificial Intelligence and the Future of Work, IMF Staff Discussion Notes, enero de 2024
[3] From laggard to leader? Closing the euro area’s technology gap, I. Schnabel, Instituto Universitario Europeo.