Coline Pavot

¿Dónde están las mujeres?

Dentro de las empresas, el lugar de las mujeres todavía es objeto de debate: igualdad profesional, techo de cristal, presencia en los órganos de administración… los problemas son múltiples y los avances, particularmente lentos. La situación de las mujeres en las empresas parece ser el espejo de las desigualdades que persisten en la sociedad. En lo que respecta a estos retos, el sector financiero no marcha a la zaga precisamente, ya que se caracteriza por una baja representación femenina. Desciframos esta problemática estructural de la sociedad.

 

El lugar de las mujeres en las finanzas (responsables)

Se calcula que las mujeres ocupan una cuarta parte de los puestos del sector financiero en todo el mundo. Según un estudio del FMI de 2018, las mujeres representan el 18 % de los puestos de gestión de fondos y el 13 % de los puestos de dirección, y tan solo el 2 % de los bancos del planeta tiene a una mujer al frente. Por fortuna, las finanzas sostenibles tienden a feminizar el sector y ahí las mujeres desempeñan un papel clave en la transformación de la industria financiera. Un estudio de FIR realizado en 2020 demuestra que el porcentaje de mujeres en la gestión de fondos sostenibles es ligeramente más elevado (25 %) que en la gestión de fondos tradicionales (19 %), debido probablemente a que las mujeres se sienten más atraídas por los retos medioambientales y sociales.

 

Más allás allá del reto social: un reto económico

Numerosos estudios demuestran que la feminización es también, y sobre todo, un problema económico que va más allá del reto social. Siempre según el FMI, el aumento del número de mujeres en el sector financiero se traduciría en una mayor estabilidad del sistema bancario y del crecimiento económico. La feminización de los órganos de administración es un aspecto especialmente estratégico. Las empresas que cuentan con más de un 30 % de mujeres en sus consejos de administración registran una menor volatilidad en sus beneficios[1] y las que promueven la diversidad de género dentro de sus equipos directivos presentan unos resultados financieros hasta un 25 % superiores a los de sus competidores. También se ha demostrado que estas empresas son más innovadoras y están en mejor posición para atraer a los profesionales de mayor talento[2].

 

La regulación, al rescate de la feminización

Ante esta constatación y la necesidad de reforzar la presencia de las mujeres en las empresas, a menudo es necesario apoyarse en un marco regulatorio incentivador. Francia es pionera en la materia. A finales de 2021, el país aprobó la ley Rixain, cuyo objetivo es elevar la participación de las mujeres en la vida económica y profesional, doce años después de la ley Copé-Zimmerman, que había impuesto un porcentaje mínimo de mujeres del 40% en los consejos de administración. En la línea de la legislación francesa, a finales de 2022 se aprobó una directiva europea que estipula cuotas progresivas de mujeres en los comités de dirección y los consejos de administración, hasta alcanzar el 40% en 2029. Es una dinámica esperanzadora que debería acelerar este movimiento dentro de las empresas.

Como inversores responsables, nos hemos movilizado para apoyar la feminización de nuestro sector y de las empresas en las que invertimos.

Seguimos fomentando las vocaciones femeninas, como demuestra el hecho de que tengamos un Comité Ejecutivo cercano a la paridad y casi un 40% de empleadas, una configuración más que aceptable en el sector de la gestión de activos. Por ejemplo, hemos puesto en marcha un programa para contribuir al desarrollo y la realización de las empleadas, y fomentamos explícitamente la contratación de mujeres.

Una estructura de gobierno corporativo sana debe estar en disposición de ofrecer un lugar equilibrado a las mujeres, también en los sectores mayoritariamente masculinos. Así, nuestro análisis de las empresas da prioridad a las que hacen avanzar a las mujeres y cuya presencia está equilibrada en todos los niveles jerárquicos. Además, las mujeres directivas parecen ser más sensibles a las cuestiones sociales y medioambientales. Como miembros de los equipos directivos, las mujeres fomentarán más la integración del desarrollo sostenible en la estrategia empresarial. La feminización también constituye un tema de diálogo habitual con las empresas en las que invertimos.

La feminización es un reto de la sociedad. La movilización de los inversores puede contribuir a cambiar la situación dentro de su sector de actividad, así como de las empresas en las que invierten.

 

 

Información legal importante: Las opiniones expresadas en el documento representan las convicciones de la persona entrevistada. En ningún caso darán lugar a responsabilidades por parte de LFDE.
[1] Estudio de Bank of America, marzo de 2021
[2] Estudio de McKinsey