Clement Inbona

Navegar en aguas agitadas

Desde el ataque de la organización terrorista Hamás contra Israel el 7 de octubre de 2023, Oriente Próximo se sume en el caos con el paso de las semanas. Hasta ahora, las consecuencias para los mercados financieros no han sido apreciables, pero ¿hasta cuándo seguirá siendo así?

Hamás, Hizbulá, rebeldes hutíes, Estado Islámico… la lista de organizaciones terroristas que actúan en la región no deja de crecer. El alcance de las tensiones, circunscrito inicialmente a Israel, está ampliándose progresivamente. Mar Rojo, Irán, Irak, Líbano… la primera semana del año 2024 ha dado lugar a sucesos esporádicos en cada una de estas zonas.

¿Se trata de la calma que precede a la tempestad? Aunque las consecuencias bursátiles son casi inapreciables a escala mundial hasta ahora, pese a que los precios del petróleo (el barómetro financiero tradicional de la zona) ya han subido cerca de un 15 % en tres meses, se empieza a detectar más agitación bajo la superficie de los grandes índices.

Obligados a alejarse del Canal de Suez después de una serie de ataques contra buques comerciales, cada vez son más numerosos los armadores que desvían sus navíos hacia el cabo de Buena Esperanza para conectar Asia y Europa. La última empresa afectada es la francesa CMA CGM. Esta situación está provocando un aumento de los plazos de entrega y las tarifas, así como una reducción de la oferta de fletes, factores que están impulsando las cotizaciones bursátiles de las empresas del sector. La danesa Maersk se ha disparado más de un 30 % en un mes, desbancado a Novo Nordisk como el valor estrella de la Bolsa de Copenhague.

En lo que respecta a los sectores aeroespacial y de defensa, se observa claramente un mejor comportamiento relativo frente al resto del mercado. Desde el atentado del 7 de octubre, estas áreas avanzan el doble que un índice mundial que integre todos los sectores.

Resulta delicado hacer una lectura de los acontecimientos y cuesta pensar que vaya a producirse un cambio de tendencia a corto plazo. En primer lugar, porque la situación en la zona no parece que pueda apaciguarse y, en segundo lugar, porque los intereses regionales son extremadamente complejos. Además, 2024 es año de elecciones en EE. UU. y una mayor implicación del policía del mundo en la zona constituiría un lastre electoral para el presidente saliente, Joe Biden, después de los fracasos de las intervenciones militares en el mundo árabe o Afganistán. Por último, el contexto energético ha cambiado sustancialmente en EE. UU. a lo largo de varias décadas. El tío Sam, que durante mucho tiempo dependió de la producción energética de Oriente Medio, se ha convertido en el primer productor mundial —y exportador neto— de petróleo y gas. Económicamente hablando, el líder mundial de la industria de la defensa se juega mucho menos como para seguir desempeñando un papel activo de árbitro en la región.

En un contexto geopolítico agitado, más de la mitad de la humanidad está llamada a las urnas en 2024. Así pues, los inversores tendrán que navegar por unas aguas que se anuncian revueltas.

 

Por Clément Inbona, gestor de fondos de La Financière de l’Echiquier (LFDE).

Terminado de redactar el 05.01.2024.

Las opiniones expresadas en este documento pertenecen al autor. En ningún caso darán lugar a responsabilidades por parte de LFDE.

 

En pocas palabras

El crecimiento de la zona del euro no se ralentiza, se detiene. Los datos definitivos del índice de los directores de compras (PMI) de diciembre son unánimes: la economía de la región se encuentra en zona de contracción, tanto en los servicios como en la industria. Lo mismo ocurre en las tres mayores economías del bloque: Alemania, Francia e Italia. Cabe esperar, pues, una segunda lectura de crecimiento negativo en el cuarto trimestre de 2023, es decir, una recesión técnica. Ciertamente, la caída es exigua a la vista de los dos descensos consecutivos del 0,1 % del PIB, pero eso significa que el PIB bordea el estancamiento desde el otoño de 2022, ya que desde entonces este indicador muestra una evolución trimestral que oscila entre el -0,1 % y el +0,1 %.

Retroceso. Después del tirón alcista de finales de año en las acciones y los bonos, la primera semana del año nos deja la imagen opuesta: tipos al alza en los bonos y bolsas a la baja, arrastradas por los valores de crecimiento y de pequeña capitalización. La aversión al riesgo ha vuelto a hacer acto de presencia entre los inversores estadounidenses. Una de las explicaciones creíbles es el exagerado optimismo de los inversores, que alcanza niveles extremos. El indicador Fear & Greed Index que calcula la CNN mostraba un nivel ciertamente inquietante al situarse en la zona de «apetito extremo» a finales de 2023. Desde entonces, ha comenzado a normalizarse y ha regresado a la zona de «apetito».