Enguerrand Artaz

¿Colosos con pies de barro?

86 %. Es el porcentaje de las ganancias del S&P 500 (menos dividendos) obtenidas este año por los «siete magníficos» (Alphabet, Amazon, Apple, Meta, Microsoft, Nvidia y Tesla[1]), pese a que no representan más que el 27 % del índice. Durante un año en el que los índices equiponderados se acercan al equilibrio y en el que las acciones de pequeña y mediana capitalización, así como las de perfil value, se han movido con frecuencia en negativo, son los responsables prácticamente ellos solos del avance de la bolsa estadounidense. Como los siete samuráis de Akira Kurosawa, a los que hace referencia indirectamente su apodo[2], estos gigantes de la tecnología han defendido a Wall Street de los ataques que amenazaban con hacerlo descarrilar: potente endurecimiento monetario, crisis de los bancos regionales, frenazo brutal del mercado inmobiliario y la actividad manufacturera, tensiones geopolíticas… ¿Pueden estos siete valores seguir desempeñando el papel de último baluarte y preservar la insultante buena salud de la bolsa estadounidense? El reto se presenta difícil.

En primer lugar, estos valores tecnológicos se beneficiaban a comienzos de 2023 de un punto de entrada ideal tras un año 2022 desastroso en el que habían perdido entre un 26 % (Apple) y un 65 % (Tesla), un verdadero annus horribilis que había minado enormemente las valoraciones, haciéndolas especialmente atractivas. A priori, ese ya no es el caso en estos momentos. Actualmente, el PER (precio/beneficios previstos a 12 meses) de los 7 magníficos es 1,7 veces más alto que la mediana del S&P 500, cifra muy por encima de la tendencia histórica, pero esta observación deja de ser cierta si se considera el ratio PEG (price-earnings to growth). De acuerdo con este ratio, que ajusta el PER por la tasa de crecimiento de los beneficios previstos a lo largo de varios ejercicios, los siete magníficos no presentan ningún exceso de valoración frente al resto del mercado estadounidense, contrariamente a lo que sucedía a finales de 2021, por ejemplo.

Eso obedece a un fenómeno destacable: las previsiones de crecimiento de los beneficios en estos valores no han dejado de experimentar revisiones al alza durante los últimos meses. Desde una perspectiva a corto plazo, cabe señalar que las expectativas de beneficios a 12 meses del S&P 500 apenas se han revisado unos puntos porcentuales durante el año, mientras que las de los siete magníficos han rebotado ¡un 70%! El corolario de este optimismo en torno a los gigantes de la tecnología es que, a partir de ahora, todo depende de su capacidad para conseguir los resultados previstos. A partir de ahí, se plantea otra pregunta: ¿Estas empresas pueden salir indemnes de un episodio de ralentización económica fuerte, incluso de recesión?

Aunque sus posiciones de liderazgo, sus enormes reservas de tesorería y su capacidad de innovación constituyen elementos de protección, no conviene olvidar que sus actividades subyacentes presentan un carácter eminentemente cíclico. La publicidad (una actividad importante para Meta y Alphabet), así como los servicios a empresas, sobre todo en la nube (algo que afecta a Alphabet, Amazon y Microsoft), son muy dependientes de la inversión de las empresas, que tiende a frenarse en periodos de recesión. Cabe afirmar lo mismo sobre el consumo discrecional de los hogares, del que dependen en parte Apple, Tesla y Amazon. En el caso del mercado de los semiconductores, al que Nvidia está directamente expuesta, el cariz cíclico es aún más evidente. Así, parece poco probable que los siete magníficos no se vean afectados en absoluto por un episodio de recesión. Evidentemente, no se pondrá en tela de juicio su solidez y es preciso recordar que, desde hace varios años, estos valores han batido a menudo las previsiones, incluso cuando eran elevadas. No obstante, las elevadísimas expectativas que generan estas empresas les hacen especialmente sensibles ante una sorpresa negativa.

 

 

Terminado de redactar el 17.11.2023. Por Enguerrand Artaz, gestor de fondos

 

En pocas palabras:

 

Sin notas disonantes: Pleno en la inflación estadounidense en octubre. Todos los componentes mostraron una tendencia satisfactoria y los datos fueron tranquilizadores en todos los puntos de atención que surgieron estos últimos meses, sobre todo en los servicios menos la vivienda. Los bienes de consumo siguen en deflación, mientras que los precios de los servicios registraron su segundo aumento más bajo desde mediados de 2021. Por otro lado, la vivienda representa todavía el 60 % de la inflación y apenas está al inicio de la fase de desinflación. A la vista de las cifras y las decepciones recientes en los datos de actividad económica, la Fed va a encontrar numerosas razones para emitir señales de inflexión de su política monetaria.

Winter is coming: Como había pronosticado el consenso, el PIB de la zona del euro se contrajo un 0,1 % en el tercer trimestre de 2023. En tasa interanual, el crecimiento de la región es de apenas un 0,1 %. Por otro lado, a la vista de la caída de la actividad corroborada por los PMI del mes de octubre y las malas perspectivas que brindaron, es prácticamente seguro que el PIB se contraerá sensiblemente en el cuarto trimestre. Dicho de otro modo, casi con toda certeza la zona del euro va a entrar oficialmente en recesión en el segundo semestre de 2023.

El lento despertar de China: La economía china lucha por sacudirse el lastre de la crisis del sector inmobiliario, pero en el horizonte se recortan algunas señales alentadoras. Así, tanto las ventas minoristas como la producción industrial superaron las previsiones en octubre. Aunque, paralelamente, la inversión residencial sigue defraudando, el repunte del consumo de los hogares confirma una mejora de la confianza, condición sine qua non para que el rebote sea duradero.

 

 

[1] Los valores citados se mencionan a título ilustrativo. No está garantizada ni su presencia en las carteras gestionadas ni su rentabilidad.

[2] «The Magnificient Seven» es el título original del wéstern de John Sturges «Los siete mercenarios», a su vez inspirado por los «Los siete samuráis» de Akira Kurosawa.