Clement Inbona

¿Fumata blanca o más humo negro?

La vigésima octava Conferencia de las Partes (COP 28), que se celebra en Dubái del 30 de noviembre al 12 de diciembre, promete negociaciones arduas. Aunque las conclusiones de esta conferencia serán inciertas hasta el último minuto, esta gran ceremonia del clima tendrá el mérito de ilustrar una rama de las matemáticas que tiene numerosas aplicaciones en las ciencias humanas: la teoría de los juegos con su ejemplo más célebre, el dilema del prisionero.

En la teoría de los juegos, este dilema describe una situación en la que los participantes pueden esperar una solución colectiva más satisfactoria para todos, con la condición de que cooperen, pero donde también es racional imponer el interés personal en detrimento del interés colectivo. De ahí se desprende un equilibrio calificado de subóptimo, o equilibrio de Nash, por el nombre del premio Nobel convertido en celebridad en 2001 de la mano de la película Una mente maravillosa. La lucha contra los desajustes climáticos es un ejemplo típico del dilema del prisionero: la humanidad tiene interés en actuar de forma concertada para limitar el calentamiento del clima y preservar el planeta, pero cada entidad tomada individualmente (países, empresas, ciudadanos) se mueve por un pensamiento egoísta que le impulsa a preferir el inmovilismo. Concretamente, cuando un estado opta por limitar sus emisiones de gases de efecto invernadero, eso conlleva un coste económico a corto plazo. De esta manera, asume el riesgo de verse dominado por los demás estados que no actuarían igual. Dicho de otro modo, los beneficios de un esfuerzo son compartidos colectivamente, mientras que su coste se asume individualmente.

Así pues, este mecanismo anima a cada actor a limitar sus esfuerzos y aleja una solución colectiva óptima. Los diferentes informes sobre el clima publicados por el GIEC, la ONU o la OCDE presentan de forma unánime el mismo balance, a imagen de los compromisos asumidos durante las ediciones anteriores de la COP.

No parece que se vaya a alcanzar un consenso durante la COP28 por el gran número y la complejidad de los temas a tratar, a lo que hay que sumar unos intereses muy divergentes. Aunque la lucha contra el calentamiento del clima parece ser un objetivo común, los medios y los esfuerzos necesarios para alcanzarlo no lo son tanto. Y el programa de esta COP promete estar cargado. Será necesario hacer un balance de los compromisos del Acuerdo de París, firmado en 2015, y garantizar el fondo (auspiciado por el Banco Mundial) para compensar las pérdidas y daños que sufren los países en desarrollo y ayudarles también a adaptarse al cambio climático. La cuestión del reemplazo de las energías fósiles por las energías renovables también estará en el núcleo de los debates. Los desafíos son inmensos.

«Nuestra casa se quema, pero nosotros miramos para otro lado»: la constatación hecha por el presidente Jacques Chirac en 2002 en la Cumbre de la Tierra de Johannesburgo resuena todavía. Sin embargo, a medida que el planeta se calienta y los desastres naturales que se derivan de ello son cada vez más tangibles, cooperar ya no parece una opción. Entonces, ¿habrá fumata blanca o seguirá el humo negro? Tenemos una cita el 12 de diciembre para saber si esta 28ª edición alumbra un giro copernicano.

 

Terminado de redactar el 29.11.2023. Por Clément Inbona, gestor de fondos de La Financière de l’Echiquier (LFDE)

 

En pocas palabras

¿Contra viento y marea? Con una tasa anualizada de crecimiento del PIB del 5,2 % en el tercer trimestre, la economía estadounidense evidencia una salud espléndida que, una vez más, sorprende. No solo eso: los EE. UU. se permitieron el lujo de superar el ritmo de crecimiento de la economía china durante el trimestre (4,9 %). Pero es que, además, el crecimiento de su PIB durante el trimestre (+1,3 %) es, el solo, mucho más elevado que el crecimiento previsto para el conjunto del año 2023 en la zona del euro (0,5 %). Por último, con un ritmo de crecimiento del 2,2 % en el primer trimestre, del 2,1 % en el segundo y del 5,2 % en el tercero, el crecimiento de 2023 es ya del 2,4 %, lo que desbarata los pronósticos de un buen número de economistas.

¿Llega la calma después de la estabilización? Qué duda cabe de que las tasas de inflación de EE. UU. o la zona del euro todavía son claramente superiores a los objetivos de los bancos centrales, pero su descenso está siendo rápido y los motores de la ola inflacionista se apagan uno tras otro. Suficiente para que los mercados de renta fija prevean los primeros recortes de tipos por parte de la Fed y el Banco Central Europeo a partir de la primavera de 2024. Aunque los presidentes de las dos entidades se cuidan mucho de sugerir semejante trayectoria, el mensaje que transmiten algunos gobernadores comienza a evolucionar. En la Fed, un conocido «halcón» como Christopher Waller acaba de contemplar esta posibilidad.