Coline Pavot

Un verano bajo el signo de los riesgos físicos

Estábamos en pleno verano y la noticia supuso un mazazo. Las conclusiones del sexto informe de evaluación del GIECC¹ se situaron en las antípodas de una placentera lectura veraniega y son inapelables: el calentamiento del planeta es más rápido y más grave de lo que se temía y amenaza a la humanidad con desastres sin precedentes. Una noticia, en definitiva, que a nadie podía dejar indiferente en un momento en el que decenas de miles de personas se enfrentaban en varios puntos del globo a fenómenos climáticos extremos: sequías, inundaciones, incendios, olas de calor…

 

Cuando los riesgos físicos se materializan

Estas consecuencias del cambio climático, que se materializan en sucesos extremos, constituyen riesgos físicos. Obviados durante mucho tiempo por considerarse lejanos y poco probables, se convierten en una llamada de atención cuando golpean en nuestra puerta. Nadie está a salvo de ellos, ya sea en los países ricos o los desfavorecidos, en latitudes y climas diferentes, de Siberia a Bélgica o Alemania, pasando por Grecia y Luisiana. Sus consecuencias sociales, medioambientales y económicas son desastrosas y con mucha frecuencia se ceban con los más necesitados, lo que acentúa las desigualdades entre los territorios.

 

Impactos en las cadenas de suministro

Ante el agravamiento de estos riesgos, las empresas deben hacer frente a nuevas presiones y todavía son escasas las que trabajan para prevenirlas. Dichos riesgos tienen repercusiones económicas directas (daños a los activos de la empresa) e indirectas que se derivan, por ejemplo, de la perturbación de su cadena de suministro. Por lo tanto, asestan un golpe considerable a los resultados financieros de las empresas y afectan al correcto desarrollo de sus actividades en muchos aspectos. En abril de 2021, un importante episodio de sequía en Taiwán generó, entre otros efectos, unas enormes tensiones en la industria de los semiconductores, cuya producción consume mucha agua, lo que provocó aplazamientos hasta 2023 en las carteras de pedidos de este sector altamente estratégico².

 

Una preocupación para empresas e inversores

Cabe preguntarse si los sucesos climáticos extremos de este verano y sus consecuencias contribuirán a concienciar a los dirigentes políticos y a la población. El futuro lo dirá. Como inversores responsables, no hemos esperado a que llegue esta catarsis para preocuparnos y buscar cómo proteger el ahorro de nuestros clientes. Las empresas en las que decidimos invertir también trabajan para proteger sus actividades. Identificar, evaluar, cuantificar, comunicar y actuar son las etapas de nuestro proceso compartido. Se trata de un ejercicio delicado, ya que los datos disponibles no están todavía lo suficientemente maduros, pero la movilización va a más. En 2018, el 58 % de las empresas del CAC 40 mencionaba explícitamente los riesgos físicos en sus informes³. Reconocer el desafío constituye un buen punto de partida. Algunas empresas, como MICHELIN, AIR LIQUIDE e incluso KINGSPAN llegan aún más lejos al poner en marcha acciones concretas para reducir su vulnerabilidad, como la creación de planes de continuidad de la actividad, la realización de obras para proteger sus activos expuestos o incluso diversificar sus fuentes de abastecimiento.

En el marco de nuestra estrategia consagrada al clima, nos esforzamos por evaluar y gestionar la exposición de nuestras inversiones a los riesgos climáticos, principalmente físicos. Nos aseguramos de que las empresas más expuestas desarrollen una estrategia para reducir su vulnerabilidad y dialogamos con las que comienzan a poner el foco en estas cuestiones. Consideramos que el diálogo y las interacciones en torno al clima son cruciales para afrontar los riesgos medioambientales.

 

1. Cambio climático 2021. Bases físicas, GEICC, 2021
2. Le Figaro, 21.04.2021
3. Quelle place pour les risques physiques dans le reporting des entreprises ? Analyse du CAC 40, Carbone 4, 2019