2019: Un rotundo 10

Esta es la puntuación que podríamos atribuir a los mercados financieros en 2019. Después de un calamitoso 2018, el año pasado presenta un perfil mucho más atractivo.

En 2018, todas las clases de activos (ya sea la renta variable europea o la china, el petróleo, la deuda privada o el alto rendimiento, etc.) cerraron el año en terreno negativo. Por el contrario, 2019 resultó favorable para la mayoría de estas mismas clases de activos, sobre todo para los activos de riesgo en los cuatro últimos meses, cuando la rentabilidad de los diferentes instrumentos se reveló, después del verano, cuando menos sorprendente.

Si en el arranque de 2019 un inversor estaba convencido de que la economía europea se vería inexorablemente abocada a una «japonización», es decir, a un crecimiento casi nulo y una inflación próxima a cero, habría invertido de forma masiva en deuda pública. La rentabilidad de una obligación del Estado francés (OAT) a 20 años, por ejemplo, rondaba el +20% a principios de septiembre.

En cambio, si un inversor estaba persuadido de que las políticas acomodaticias de los bancos centrales o las reivindicaciones salariales generarían una inflación galopante (una estrategia diametralmente opuesta a la anterior), entonces optaría por el oro o el petróleo. Su rentabilidad también habría alcanzado el +20% a principios de septiembre.

Y si un inversor hubiera dejado de lado las previsiones macroeconómicas, a veces contradictorias, para destinar su capital a las empresas del S&P 500, entonces, una vez más, su rentabilidad habría coqueteado con el +20%.

Por suerte, en los cuatro últimos meses de 2019 se corrigió una buena parte de esta situación inaudita. Aunque el oro se mantuvo estable y la deuda pública arrojó rentabilidades negativas (del -6,5% en el caso de la OAT a 20 años), los mercados bursátiles celebraron el cierre del año con bombos y platillos. El índice CAC 40, con dividendos reinvertidos, puso punto final a 2019 en máximos históricos, al registrar una rentabilidad anualizada del 8,7% en los diez últimos años.

«El porvenir es un lugar cómodo para colocar los sueños», afirmó Anatole France. Si deseamos lograr una rentabilidad del mismo talante en los diez próximos años, resulta esencial adoptar un criterio selectivo en un mercado que exhibe una extrema polarización. Por primera vez en 25 años, las cinco primeras empresas* del S&P 500 abarcan casi el 20% de la capitalización total del índice.

Ante este riesgo de concentración certero, como nunca antes, será lejos de los índices donde encontraremos rentabilidades a largo plazo.

*Apple, Microsoft, Alphabet, Amazon y Facebook