#MeetLFDE - Coline Pavot

Coline Pavot, Responsable de la Investigación IR de La Financière de l’Echiquier

 

¿Qué camino has recorrido para llegar hasta aquí? ¿Por qué elegiste la gestión de activos?

Crecí a los pies del Mont-Blanc, en una familia donde se daba mucha importancia a las causas y retos medioambientales. Por lo tanto, para mí, trabajar para construir un mundo más sostenible ha sido algo natural. Para logarlo, dejé el lugar en el que vivía y comencé un curso preparatorio para después matricularme en la SKEMA Business School, donde cursé un máster especializado en Gestión estratégica del desarrollo sostenible. Durante mis años académicos, trabajé en favor del desarrollo sostenible en el seno de varias ONG y entes territoriales, y también en favor de los microcréditos en la India. Concreté mi visión sobre unas finanzas socialmente más justas y respetuosas con el medio ambiente cuando me uní al equipo de Inversión Responsable de BNP Paribas Wealth Management antes de pasar a formar parte del equipo de ISR de La Financière de l’Echiquier en 2017. Desde 2020, dirijo el equipo de análisis de inversiones responsables.

 

La Financière de l’Echiquier (LFDE) ha formalizado su filosofía de la inversión de impacto. ¿Cuáles son, en tu opinión, los grandes principios de la inversión de impacto? 

La publicación de esta filosofía es un gesto poderoso por parte de LFDE que le sirve para afirmar su posicionamiento y su compromiso en favor de la inversión de impacto.

Ser un inversor de impacto es un ejercicio exigente que se apoya en tres pilares fundamentales:

  1. La intención. La intención de generar un impacto medioambiental y/o social positivo es el punto de partida de cualquier enfoque de inversión de impacto. Se articula sobre varios elementos indispensables: una tesis de impacto, objetivos de impacto definidos previamente y asociados a indicadores precisos, un marco de gobierno sólido…
  2. La adicionalidad, que son todos esos pequeños detalles que permiten superar la condición de inversor responsable para convertirse en un inversor de impacto y que consisten principalmente en un enfoque de diálogo bien perfilado, un periodo de inversión prolongado y el apoyo a empresas cuyo impacto es menos directo o menos visible.
  3. La medición del impacto de las inversiones y el fondo y la transparencia de la comunicación por medio de la publicación de un informe de impacto, con el apoyo de expertos independientes, son factores cruciales. Los indicadores de impacto definidos previamente pueden integrarse en el plan de retribución de los gestores.

¡Una tarea ambiciosa para quienes deseen lanzarse a la aventura!

 

Si fueras la presidenta de Francia, ¿cuál sería la primera medida que adoptarías?

No resulta fácil escoger a la vista de la gran cantidad de acciones que demanda la emergencia climática y social. Presentaría un proyecto de ley sobre el modelo del principio «el que contamina, paga» con el fin de obligar a las empresas a internalizar el coste de las externalidades sociales y medioambientales provocadas por su actividad. De este modo, la sociedad ya no tendría que soportar estos costes, que otorgarían un valor a determinados recursos naturales preciosos que no son ni infinitos ni renovables. Por ejemplo, las tabaqueras deberían correr con el coste del tabaquismo que actualmente asumen los sistemas sanitarios de los estados. Así, se debería obligar a los productores de energías fósiles a pagar por el impacto de sus actividades sobre la biodiversidad. El precio de los productos y los servicios incorporaría entonces el coste real para la sociedad y el medio ambiente, destacando a los más virtuosos entre ellos y animando a los demás a adoptar mejores prácticas. Probablemente sea una medida utópica, pero ¿por qué no soñar cuando se es presidente?