Desorden

Imaginemos dos gases en un recipiente separados por una barrera estanca. Retire la barrera de separación con sumo cuidado: los gases se mezclan sin aporte de energía externa. El experimento en sentido contrario resulta más difícil, pues se requiere una gran cantidad de energía para volver al estado inicial y separar los dos gases. Esto ilustra de manera sencilla el segundo principio de la termodinámica: sin aporte de energía externa, el desorden de un sistema («entropía», por utilizar el término correcto) solo puede aumentar.

En estos últimos días, los mercados han ofrecido un ejemplo mucho más claro e ilustrativo de este segundo principio de la termodinámica. La entropía de un mercado (es decir, su desorden) se mide en función de su volatilidad. En este sentido, la última semana del mes de agosto retomó el camino marcando niveles récord. Así pues, si sumamos el conjunto de fluctuaciones de la semana experimentadas por el índice CAC 40, obtenemos alrededor de 2.000 puntos. Para un índice cuya cotización suele situarse en unos 4.700 puntos y que avanzó un modesto 1% en la última semana de agosto, estos datos suponen una gran diferencia entre sí. El ratio equivale prácticamente al de Estados Unidos: el Dow Jones «recorrió» 8.000 puntos en una semana. Se han señalado muchas razones para justificar esta situación: la ralentización del crecimiento de la economía china, la escasa liquidez durante el periodo estival, la influencia de los autómatas, las liquidaciones de fondos cotizados (ETF), etc. No obstante, la cuestión de los autómatas resulta cada vez más recurrente, primero porque están ganando cuota de mercado a un ritmo vertiginoso (en la actualidad, más del 60% de las órdenes diarias son enviadas por máquinas) y, segundo, porque estos autómatas suelen ser procíclicos, por lo que acentúan las fluctuaciones de los mercados. Tras esta semana de locura, el consejero delegado de Virtu, sociedad estadounidense especializada en trading de alta frecuencia, declaró haber cosechado ganancias históricas. Con un tono ligeramente triunfalista, recordó que su empresa estaba «hecha» para este tipo de mercados. Podríamos sucumbir a la tentación de dar la vuelta a sus declaraciones y afirmar que son empresas como Virtu las que «hacen» estos mercados tan erráticos. Nadie sabe cuál es el sentido de la relación de causalidad. No obstante, algo que sí está demostrado es que, una vez que se rebasa el umbral de agitación, el desorden aumenta, conforme al principio de la termodinámica mencionado con anterioridad.

¿Qué se puede hacer en este desorden imperante si uno no es adepto a la alta frecuencia? Quedan dos referencias a nuestra disposición: la valoración y la medición de la tensión reinante. Las valoraciones en Europa se encuentran en niveles normales y no emiten señales evidentes de moverse ni en una u otra dirección. En cuanto a la tensión reinante, esta se desvió rápidamente de los límites habituales. El lunes 24 de agosto, el VIX (medida de la volatilidad de la renta variable estadounidense) alcanzó brevemente el nivel de 50 puntos. Para poner este dato en perspectiva, cabe recordar que el VIX se situaba entre 12 y 15 a principios de mes, y que la cifra de 50 corresponde al nivel de tensión alcanzado en septiembre de 2001, una cota que en los 20 últimos años solo se superó en 2008.

Sin duda alguna, esta es la noticia más alentadora de este final de agosto: en los próximos días, no nos obcecaremos en la tasa de crecimiento chino, si bien los mercados ya descuentan una gran parte de esta incertidumbre.

Marc Craquelin