ASG: ¿Bajo la sombra de la amenaza Trump?
Coline Pavot, responsable de Análisis de Inversiones Responsables de La Financière de l’Echiquier (LFDE) – Diciembre de 2024
¡Vuelve la amenaza Trump! El 6 de noviembre de 2024, la victoria del candidato republicano provocó un escalofrío en la comunidad de personas comprometidas con el desarrollo sostenible. Sobre el papel, los anuncios del candidato no auguran nada bueno para las cuestiones ASG[1]. ¿Podría recibir mayor impulso el movimiento anti-ASG, que ya ha cobrado fuerza en EE. UU. desde su primer mandato? Analicemos la perspectiva de un nuevo mandato con riesgos en el plano social y medioambiental.
UNA VISIÓN GENERAL DE LA AMENAZA
«Drill, baby, drill»[2], el mantra de campaña del candidato republicano, marca el tono de sus objetivos en materia de lucha contra el cambio climático. El compromiso es multidimensional: volver a abrir de par en par las puertas a la extracción de petróleo, con la esperanza de abaratar la energía, y revisar la normativa medioambiental introducida durante la era Biden para liberar a las empresas. A escala internacional, Donald Trump también amenaza con volver a salir del Acuerdo de París y llegar aún más lejos, abandonando la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), con el consiguiente riesgo de que se entierre el objetivo colectivo de 1,5 °C. Según Carbon Brief[3], las políticas contempladas podrían provocar un aumento de las emisiones equivalente a 4000 millones de toneladas de CO2 de aquí a 2030, es decir, más que las emisiones anuales de la Unión Europea.
UNA AMENAZA QUE TAL VEZ NO SEA TAN SENCILLA DE LLEVAR A CABO
¿Bastará la actitud despreocupada de Trump para llevar a cabo su plan? Por ejemplo, su intención de desmantelar la IRA[4] no saldrá adelante sin resistencia, incluso dentro de sus propias filas, toda vez que el 80% de las inversiones patrocinadas por la IRA han beneficiado a estados republicanos. Es el caso de Texas, que ha recibido importantes subvenciones que le han permitido situarse a la vanguardia de las energías renovables y crear un gran número de puestos de trabajo en el sector. Varias disposiciones medioambientales amenazadas dentro de esta ley refuerzan también la competitividad de la industria estadounidense, sobre todo frente a China, lo que apoya el discurso del «America First» tan del gusto del bando republicano. Por último, en el plano social, las declaraciones del futuro presidente a favor de la deportación masiva de entre 10 y 12 millones de trabajadores sin papeles a sus países de origen tendrán sin duda un impacto negativo sobre la inflación y el crecimiento económico.
¿VASO MEDIO LLENO O MEDIO VACÍO?
Ante este panorama desigual, ¿debemos ver el vaso medio lleno o medio vacío? En este momento, el carácter desfavorable de los anuncios no invita al entusiasmo y ha disparado la volatilidad en los activos considerados «verdes». La puesta en práctica de las consignas provocadoras del futuro presidente suele ser más matizada, como demuestran las medidas reales adoptadas durante su anterior mandato. Sin embargo, existe el riesgo de que se produzca un efecto contagio en otros países con menos reparos a la hora de rebajar sus compromisos ante el escepticismo climático reinante.
En un momento en el que a muchos inversores les preocupa que las economías europeas estén perdiendo terreno frente a EE. UU. y China, ¿no es esta una oportunidad para que el viejo continente afirme su liderazgo en estas cuestiones clave para el futuro de nuestro planeta… y de nuestras economías? En nuestra condición de inversores responsables y comprometidos, seguimos animando a las empresas y los reguladores a mantener el rumbo hacia medidas ambiciosas bajo el prisma de la doble materialidad.