Enguerrand Artaz

Punto de ruptura

Han pasado apenas dos meses de la ola de pánico que provocó el Liberation Day, pero ya es cosa del pasado. Las bolsas han regresado a niveles muy próximos a los máximos de febrero, la volatilidad se mueve otra vez en niveles muy bajos y los inversores apenas reaccionan ya ante las declaraciones de unos y de otros sobre los aranceles. A las puertas del verano, parece que los mercados han recuperado el aliento, aliviados por haber escapado a lo peor, pero expectantes tras una subida de vértigo.

En muchos aspectos, la situación actual se asemeja a un punto de ruptura. En el plano de la guerra comercial, las cosas han avanzado poco tras la desescalada de los últimos meses. Los acuerdos comerciales inminentes que cada semana prometen los responsables estadounidenses se siguen haciendo esperar. El ampliamente seguido encuentro entre las delegaciones de EE. UU. y China en Londres se saldó prácticamente sin cambios tras dos días de conversaciones. El aumento de los aranceles sobre los productos farmacéuticos, del que se hablaba regularmente en abril y mayo, no se menciona desde hace varias semanas. Por el contrario, se han aumentado los aranceles sobre el aluminio y el acero y Donald Trump ha apuntado la posibilidad de hacer lo mismo con los que gravan los automóviles. Aunque la hipótesis de una nueva escalada parece que se ha alejado, ¿podría esta relativa estabilidad ser el preludio de una nueva relajación o bien el inicio de un largo periodo de parálisis en el que los aranceles se mantendrían duraderamente en su nivel actual, que es el más alto desde los años 1940? El resultado es un impacto económico radicalmente distinto.

Justamente en el plano de la economía, las próximas estadísticas (empleo, consumo, producción industrial) deberían reflejar las primeras consecuencias de la guerra comercial… ¡si es que las hay! Después de haber desbaratado los pronósticos desde hace dos años, ¿la economía estadounidense va a sorprender una vez más por su resistencia? ¿O las numerosas acometidas de Donald Trump por fin van a hacer que el edificio se tambalee?

Aquí también, la respuesta influirá de forma muy diferente en la trayectoria de los mercados, donde está planteándose la cuestión de si se mantendrán determinadas tendencias. Después de haber abierto una brecha histórica en el primer semestre, ¿las acciones europeas van a conservar, incluso aumentar, la ventaja sobre sus homólogas estadounidenses, ayudadas por la caída del dólar? ¿Las empresas europeas orientadas al mercado interior van a seguir imponiéndose a las exportadoras, después de borrar cuatro años de peor comportamiento relativo en menos de seis meses? El sector de la defensa, que prácticamente se ha duplicado desde comienzos de año[1], ¿tiene fuelle para seguir subiendo durante los próximos trimestres?

Aunque algunas respuestas no dependerán únicamente de hechos racionales, en esta situación parece oportuno diversificar los riesgos, sobre todo volviendo la vista hacia segmentos del mercado denostados, como los valores de pequeña capitalización europeos o emergentes, aprovechando al mismo tiempo el atractivo binomio rentabilidad-riesgo que siguen mostrando los bonos corporativos europeos con el fin de aportar estabilidad a las carteras.

Terminado de redactar el 13.06.2025
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[1] Evolución del índice Stoxx Europe Targeted Defence: +90,3 % en el año, con reinversión de dividendos netos.