Olivier de Berranger

La rebelión de las máquinas

Atlas es un robot humanoide desarrollado por Boston Dynamics: bípedo, ágil como un atleta olímpico, concebido para evolucionar en entornos difíciles y capaz de desconcertar a primera vista, o de asustar incluso. Ahora bien, no por ello deja de ser un prodigio tecnológico, dotado de una soltura impresionante. Este Atlas podría cargar sobre sus hombros, si no el mundo, al menos el renacimiento industrial.

El reto demográfico, el envejecimiento de la población, la penosidad del laboral, el auge de la economía de los servicios: los sectores manufactureros afrontan cada vez más desafíos y nuestras necesidades de equipos electrónicos, infraestructuras y medios de transporte parecen inagotables.

La robótica podría aportar una respuesta revolucionaria a los desequilibrios económicos del sector industrial, sobre todo gracias a la utilización de los robots industriales, como los de FANUC en Japón o los de KUKA en Alemania. La relación hombre/máquina en el mundo laboral está creciendo a gran velocidad, con los robots colaborativos (o «cobots»), similares a los de UNIVERSAL ROBOTS, fabricante danés adquirido en 2015 por la firma estadounidense TERDYNE por 285 millones de dólares. Estos robots de nueva generación, dotados de sensores inteligentes, trabajan con total seguridad al lado de personas, lo que facilita la producción semiautomatizada de productos. Un dúo de elevado rendimiento que combina las cualidades de las máquinas y de los seres humanos.

La carrera tecnológica aporta asimismo una oleada de innovaciones en el sector de la salud, con el auge de los robots quirúrgicos. Da Vinci, plataforma robotizada de INTUITIVE SURGICAL, producto de una tecnología desarrollada por la Nasa, multiplica las capacidades del cirujano (un ser humano, hasta la fecha) gracias a sus cuatro brazos robotizados y sus módulos de realidad aumentada que proporcionan información precisa en tiempo real. La compañía californiana también desarrolla robots capaces de llevar a cabo cirugías mínimamente invasivas, que facilitan la recuperación del paciente.

Otra tendencia existente es la adopción de sistemas de robotización en los almacenes logísticos, utilizados especialmente para el comercio electrónico. La inmensa cartera de pedidos en línea está obligando a los almacenes a aumentar sus capacidades, lo que es posible gracias a sistemas inteligentes sumamente eficientes, como los de la firma japonesa DAIFUKU o la estadounidense COGNEX.

La inteligencia artificial (IA) también ha encontrado en la robótica un nuevo ámbito en el que volcar sus esfuerzos de innovación: el Internet de las cosas permite conectar cada elemento de una fábrica a un sistema de control centralizado. Se trata de un sistema que puede, en tiempo real, analizar y optimizar la producción e incluso intervenir de manera proactiva para evitar cualquier avería o interrupción de la producción. Estas soluciones inteligentes que conjugan las capacidades prodigiosas de la IA y de la robótica representan un terreno abonado para el futuro crecimiento de la economía.

Utopía o vector de crecimiento, las perspectivas de la robótica se revelan muy halagüeñas, con un mercado estimado de 90.000 millones de dólares de aquí a 20301

Numerosas empresas ya muestran interés por este ámbito y conforman un vivero de gran potencial que debería resultar propicio para nuestras soluciones de inversión temáticas.

1 Idate Digiworld, 2020