Good morning Vietnam !

“En 1972, tenía 17 años y pasé un año con los bonzos para que no me reclutara el ejército…”! Y el Señor My prosigue con la mejor de sus sonrisas: « Aprendí mucho sobre los negocios, I can sell God, I can sell anything1. »

Es el buen humor de un señor que el día de la fiesta nacional vietnamita, el 2 de septiembre de 1979, decidió subirse a una barca (los tristemente famosos “boat people”) y huir de su país. Entonces tenía 24 años.

Tras 18 días en el mar, la barca de 10 metros de eslora con 42 personas a bordo, fue socorrida por la tripulación de una plataforma petrolífera cuando amenazaba con hundirse. Enviado al campo de Pulau Bidong en Malasia, el mayor campo de refugiados de la época, con una densidad inhumana, el señor My, que era uno de los pocos diplomados entre los emigrantes, aprovechó la oportunidad de irse a Canadá tan sólo dos meses después de haber dejado su país.

Llegado a su destino, se ve obligado a aprender el inglés e, inmediatamente, a encontrar “pequeños trabajos” para enviar dinero a la familia que dejó en su país. Durante cuatro años lava platos, sirve y limpia en un restaurante vietnamita que conocía y envía una parte de sus ahorros a través de circuitos reputados “eficaces” (¡con un 20% de comisión!). A la edad de 28 años empieza desde cero y retoma sus estudios con el fin de conquistar el corazón de su futura esposa. Durante siete años (¡!) encadena las noches de trabajo en el restaurante con los días de estudio en la universidad donde aprobará el selectivo, se convertirá en ingeniero y, por último, obtendrá un PhD (el diploma de nivel más alto) de química.

Reclamado por todas las grandes empresas, entra en IBM y luego en Kodak, donde descubre el mundo de la impresión y de la reproducción de imágenes. Ingeniero ingenioso, demuestra aptitudes en Investigación y Desarrollo y registra patentes en el universo de los colorantes. Tan ingenioso que, sólo siete años después de salir de la universidad, deja Kodak para crear su propia empresa en Canadá, con la que inventará y registrará patentes de todo tipo que le permitirán vivir muy bien e ir construyendo sus sueños.

« I always knew I would be back one day for building an industry, some hospital and school…»2. Su sueño, ahora lo está haciendo realidad: volvió en 2004 para construir el MYLAN Group, una industria de alta tecnología, en Travinh, en medio del delta del Mekong, cerca de la playa que lo había visto huir veinticinco años antes.

Hoy en día, este fascinante empresario que imparte él mismo la formación de sus ingenieros y cuadros, desdeñando todos los obstáculos (“los transformo en oportunidades” suele repetir) da trabajo a más de 500 personas, ha conquistado el 60% de su mercado nacional, vende su tecnología a las imprentas chinas y multiplica las iniciativas “verdes” en este ámbito que tan cruelmente carece de ellas.

Esta empresa que todavía no tiene diez años atrae ya a los inversores expertos y Jaccar, el holding de Jacques de Chateauvieux (principal accionista de BOURBON) acaba de invertir 12 M$ (el 30% del capital) para ayudar al Señor My a continuar su obra: construir, en su provincia apartada, un líder mundial capaz de rivalizar con la excelencia de las mejores empresas de los países desarrollados.

Señor My, es un inmenso honor haberle conocido. Esperamos su llegada a la Bolsa de Hô Chi Minh (Saigón para los mayores), y estaremos encantados de confiarle capitales y de probar a todo el mundo que el “stock-picking” es el futuro de la gestión en estos países que siguen recibiendo el nombre de emergentes.

Didier LE MENESTREL

1 «Podría vender a Dios, podría vender cualquier cosa »
2 Investigación y Desarrollo
3 « Siempre he sabido que volvería para abrir una empresa, un hospital o una escuela »