Rolando Grandi

ChatGPT: ¿Tendencia efímera o invento del siglo?

¿Curiosidad o revolución? La inteligencia artificial generativa ha cobrado un gran protagonismo con el fenómeno creado por ChatGPT, un agente de conversación (chatbot) de última generación. El entusiasmo es mundial y parece marcar un punto de inflexión. ¿Se trata de una tendencia efímera o del invento del siglo? Nos lo cuenta Rolando Grandi, CFA, Gestor del fondo Echiquier Artificial Intelligence[1] en La Financière de l’Echiquier (LFDE)

¿Un punto de inflexión?

Diseñada por la start-up californiana OpenAI[2], esta pequeña revolución provoca tanta fascinación como inquietud. La universidad de Stanford la tolera, pero el Instituto de Estudios Políticos de París la prohíbe. Este software conversacional, que ha seducido a 100 millones de usuarios en menos de dos meses, es capaz de elaborar textos y responder a preguntas en varios idiomas en un abrir y cerrar de ojos, sintetizar un documento extenso e incluso escribir código informático. Silicon Valley bulle con proyectos similares. Si Microsoft ha invertido más de 10.000 millones de dólares en ChatGPT, Google lanzó esta semana su nueva IA, bautizada con el nombre de Bard, una herramienta similar también destinada al gran público. En el otro lado del Pacífico, el gigante chino de Internet Baidu anunció un servicio competidor. La «era de la IA», como la ha calificado Satya Nadella, consejero delegado de Microsoft, se abre ante nosotros y, con ella, una carrera tecnológica acelerada. Las aplicaciones que recurren a este tipo de capacidad en los algoritmos de lenguaje proliferan a una velocidad cada vez mayor. Con un enorme consumo de potencia de cálculo, estos algoritmos son una bendición para proveedores como Nvidia, AWS o Azure. Se calcula que ChatGPT consume alrededor de 3 millones de dólares al día en potencia de cálculo, es decir, más de 1.000 millones al año. En febrero se lanzó una versión de pago con el fin de monetizar esta plataforma, que está batiendo todos los récords.

Aunque estas IA generativas todavía tienen margen de mejora, su impacto será real y transformador. Sus repercusiones en todo el planeta parecen marcar un punto de inflexión. De acuerdo con un estudio de IBM[3], se destruirán 120 millones de empleos y se crearán otros en todos los sectores, con las consiguientes mejoras de los tiempos y la productividad.

En efecto, estos asistentes inteligentes son capaces de efectuar tareas repetitivas y tediosas. Las soluciones no code o slow code democratizan el uso de los algoritmos de IA que, gracias al deep learning, son capaces de escribir código informático de forma autónoma. Permitirán paliar la escasez internacional de programadores, sobre todo en el ámbito del big data. En diciembre de 2020, esta escasez se cifraba en 40 millones de trabajadores cualificados[4].

Inversiones mastodónticas

Según Google, la velocidad de desarrollo de la IA sigue una ley por la que se duplica cada seis meses, es decir, entre tres y cuatro veces más rápido que la ley de Moore, que durante años ha dictado la velocidad de desarrollo de la potencia de cálculo. GPT-3, el modelo de IA de ChatGPT, utiliza más de 175.000 millones de parámetros. La nueva versión que aparecerá este año, GPT-4, debería superar el billón de parámetros, es decir, ¡se multiplicará por seis en tres años! Esta tecnología revolucionaria que se desarrolla a una velocidad fulgurante requiere enormes inversiones en infraestructura de cálculo. New Street Research ha llegado a la conclusión de que, si Google desplegara un algoritmo similar a ChatGPT para alimentar su motor de búsqueda, que utilizan 4.000 millones de personas cada día, se necesitarían más de 80.000 millones de dólares, es decir, ¡una cifra superior a las inversiones en centros de datos realizadas en 2021 por Microsoft, Amazon y Google juntas!

Una aceleración masiva

Los avances de esta tecnología disruptiva que es la IA están acelerándose. De ChatGPT, que pone de relieve el potencial de los chatbots inteligentes, a Dall-E, que ha provocado un seísmo en el mundo de la creación de imágenes digitales, esta adopción masiva de la IA demuestra que estamos en los albores de una revolución irreversible.

Cuestionado por el alcance de este invento, el propio ChatGPT hace gala de racionalidad y mesura: «Es posible que Descartes hubiera tenido dudas sobre la capacidad de un modelo de IA para comprender y simular la realidad de manera coherente y fiable. También es posible que hubiera sentido fascinación por los avances tecnológicos de la IA y habría visto el potencial de estos modelos para mejorar la vida humana». ¡Estamos convencidos de ello! Nuestro objetivo sigue siendo aprovechar el valor generado por la IA. Estos progresos tecnológicos y sociológicos de gran calado, a la par que inéditos, transformarán sectores tan diversos como la industria de la automoción o la medicina ayudando a los seres humanos de forma inteligente y demuestran cómo está acelerando el progreso de la tecnología y, en concreto, de la IA, una temática que alberga oportunidades sin precedentes.

 

Rolando Grandi, CFA, Gestor del fondo Echiquier Artificial Intelligence ǀ Febrero 2023

 

[1] El fondo está expuesto al riesgo de pérdida de capital, al riesgo de renta variable y al riesgo de tipos de cambio. Para ampliar la información sobre las características, los riesgos y los gastos, le invitamos a leer los documentos reglamentarios disponibles en nuestra página web: www.lfde.com.

[2] Los valores citados se mencionan a título ilustrativo. No está garantizada ni su presencia en las carteras gestionadas ni su rentabilidad.

[3] 2019.

[4] Oficina de Estadísticas Laborales de EE. UU.

 

Información legal importante: Las opiniones expresadas representan las convicciones del gestor. En ningún caso darán lugar a responsabilidades por parte de LFDE.