¿Salvarán los recortes de tipos a la economía?
Se ha puesto en marcha un nuevo ciclo de recortes de tipos en todo el mundo. El Banco Central Europeo (BCE) acaba de rebajar sus tipos de interés de referencia 25 puntos básicos por segunda vez desde el pasado mes de junio. La Reserva Federal estadounidense (Fed) se dispone a hacer lo mismo el 18 de septiembre, a una escala que algunos creen que podría llegar a los 50 puntos básicos. La misma dinámica se observa en todas partes, excepto en Japón.
Al mismo tiempo, varias grandes zonas económicas atraviesan dificultades: o bien se mantienen simplemente a flote, como la zona del euro o incluso China que, a pesar de un crecimiento del 4-5%, sigue sufriendo un interminable desplome inmobiliario y la atonía del consumo; o bien emiten señales preocupantes, como EE. UU. con su ralentización del mercado laboral. ¿Podrá la anunciada relajación de los tipos de interés contrarrestar la languidez general del crecimiento?
Nos gustaría pensar que sí, pero el análisis de la mecánica monetaria disipa algunas ilusiones. Por un lado, es probable que los recortes sean graduales, salvo en el improbable caso de una catástrofe económica repentina. Ahora, la hipótesis de consenso es un ritmo medio de descenso de 25 puntos básicos en cada nueva reunión de la Fed o del BCE a lo largo de un año, es decir, dos veces por trimestre. Por lo tanto, habrá que armarse de paciencia antes de ver diferencias significativas en los tipos.
Por otro, las bajadas de tipos no se transmiten inmediatamente a la economía, como señaló Christine Lagarde al ser preguntada al respecto el 12 de septiembre. A grandes rasgos, se distinguen tres fases[1]. Incluso antes de que se adopten las decisiones de política monetaria, los mercados de bonos y divisas, guiados por las perspectivas económicas y los discursos de los bancos centrales, recogen sus expectativas de tipos en las cotizaciones. Del mismo modo, las empresas y los hogares ajustan su comportamiento en materia de producción y consumo en función de sus previsiones de inflación, que a su vez dependen de las condiciones previstas en los tipos de interés. Sin embargo, en esta fase la financiación real de la economía aún no ha cambiado significativamente, ya que la formación de crédito es gradual. Cuando los tipos bajen de forma efectiva, los sectores muy apalancados, principalmente los bancos y los sectores relacionados con la propiedad inmobiliaria, verán un cambio real en su situación. Por último, mucho después de los cambios en los tipos de interés de referencia, la mayor parte de la denominada «economía real» —la que no es puramente financiera— siente en la práctica la relajación a medida que se contratan nuevos préstamos. Dependiendo del caso, puede tardar entre seis meses y casi dos años[2].
Por lo tanto, pasarán varios trimestres antes de que los actuales recortes de tipos proporcionen un sostén real a unas economías renqueantes. No obstante, el mero hecho de que los bancos centrales dispongan ahora de un margen de maniobra considerable, dada la evolución favorable de la inflación, constituye en sí mismo un apoyo tanto para el mercado como para la economía. Eso se debe a que los agentes económicos pueden anticipar justificadamente una actuación enérgica de los bancos centrales si surge la necesidad, lo que puede eliminar posibles frenos a la inversión y, de este modo, reducir el riesgo de una desaceleración repentina. Así pues, el círculo virtuoso de la confianza económica hace que creer en la capacidad de rescate de los bancos centrales ayude a mantener a raya los mecanismos que la harían necesaria.
Terminado de redactar el 13.09.2024. Por Alexis Bienvenu, gestor de fondos
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[1] Y. Tampereau, Política monetaria: distinguir los plazos de transmisión de las subidas de tipos del banco central en la economía, Caisse des Dépôts et Consignations, 18.04.2023
[2] SG Analytics, Cuánto tardan los recortes de tipos de la Fed en calar en la economía, 08.03.2024