¿Está China en el camino de convertirse en un líder mundial en innovación?
Kévin Net, gestor y responsable del área de Asia de La Financière de l’Échiquier (LFDE) | Febrero 2025
Pocos días antes de entrar en el Año de la Serpiente de Madera, China sorprendió al mundo con DeepSeek, un modelo de inteligencia artificial (IA) desarrollado por la start-up china del mismo nombre y con un coste ínfimo comparado con los OpenAI y otros competidores estadounidenses. Este hecho es si cabe más notable si tenemos en cuenta que se produce en un contexto marcado por la rivalidad cada vez mayor entre EE. UU. y China y por un acceso cada vez más restringido a la tecnología occidental por parte de las empresas chinas.
Aunque mucha atención se centra ahora en el impacto potencial de DeepSeek en la cadena de valor de la IA, así como en el gasto de los hyperscalers estadounidenses, este logro —sobre el que planean, no obstante, algunas zonas grises— ilustra la fuerza de la innovación made in China. Esta capacidad de innovación es vital para mantenerse en la carrera económica y tecnológica con EE. UU.
Para conseguirlo, China está realizando ingentes inversiones. Cada año se gradúan en las universidades chinas cerca de 1,5 millones de ingenieros, lo que representa un tercio de todos los titulados en ingeniería del mundo. El número de investigadores asciende a 2,4 millones, un aumento significativo respecto a 2011, cuando había 1,3 millones. La brecha se amplía con EE. UU., donde el número de investigadores pasó en el mismo periodo de 1,1 millones a 1,6 millones[1]. El gasto en investigación y desarrollo (I+D) ha descrito la misma tendencia, pasando de 246 000 millones de dólares en 2011 a 811 000 millones en 2022. En el mismo periodo, el gasto en I+D en EE. UU. pasó de 427 000 millones de dólares a 923 000 millones[2]. Y en 2022, China representaba el 46,8 % de las solicitudes de patentes del mundo[3].
Los vehículos eléctricos son un excelente ejemplo de la capacidad de innovación de China. China ha logrado imponerse como líder en la transición eléctrica. En 2023, el país ya producía el 58 % de los vehículos eléctricos vendidos en todo el mundo[4]. Con una cuota de mercado mundial del 23 %, BYD marchaba muy por delante de Tesla (11 %) en 2024 (de enero a septiembre) y tres de los cinco primeros fabricantes de vehículos eléctricos del mundo son chinos[5]. Además de las subvenciones públicas para fomentar la adopción de vehículos eléctricos, China ha desplegado una estrategia concertada para controlar toda la cadena de valor, desde los minerales esenciales hasta las baterías y el software. En caso concreto de las baterías, China controla casi el 80 % del mercado[6], con CATL (37 %) y BYD (17 %) como los dos principales fabricantes mundiales[7].
China pretende repetir este éxito en el segmento de los semiconductores. Ante las numerosas barreras impuestas por EE. UU. al acceso a los semiconductores y a la maquinaria para su fabricación, China aspira a la autosuficiencia. Pekín ha lanzado un fondo de inversión dotado con 344 000 millones de yuanes (47 500 millones de dólares) para invertir en este sector. Estos esfuerzos han permitido a Huawei volver a situarse a la vanguardia del mercado con un smartphone de altas prestaciones. China está progresando incluso en el segmento de los equipos de fabricación de semiconductores, dominado por empresas estadounidenses, europeas, japonesas y coreanas. Así, Shanghai Micro Electronics Equipment (SMEE) acaba de presentar la primera patente china de litografía EUV[8], hasta ahora coto privado de ASML.
El fábrica del mundo está transformándose en un líder mundial de la innovación, una revolución que sin duda repercutirá en la inversión en renta variable china.