Clement Inbona

Deepshift

589 000 millones de dólares. Esa fue la pérdida de valor bursátil sufrida el 27 de enero por Nvidia, el valor estrella de la inteligencia artificial (IA), sin que se dibujara un rebote significativo en los días posteriores. ¿Cuál es la razón de semejante debacle?

La empresa china de inteligencia artificial Deepseek, cuyo agente conversacional solo era conocido hasta ahora por un pequeño círculo de iniciados, ha escalado en un abrir y cerrar de ojos hasta los primeros puestos de la mayoría de las clasificaciones de aplicaciones móviles y medios. Esta aplicación está en boca de todos por varias razones concretas: es china, es de código abierto (su código informático es transparente y puede modificarse), pero sobre todo, rivaliza en rendimiento con los modelos estrella de IA desarrollados por OpenAI, Meta, Google o Microsoft, con un coste de desarrollo y uso mucho menor.

La calidad de un gran modelo lingüístico (o LLM) depende de tres factores principales: el volumen de datos disponibles, la capacidad de cálculo y la calidad del algoritmo. A pesar de las restricciones estadounidenses a la exportación de semiconductores, Deepseek ha conseguido competir con los mejores LLM innovando su algoritmo. Aunque todavía quedan muchas preguntas por responder, sobre todo en lo que respecta a la variedad de los datos utilizados y el respeto de los derechos de autor, este acontecimiento brinda la oportunidad de extraer algunas conclusiones macroeconómicas y financieras.

El tamaño no es necesariamente lo que cuenta. Hasta ahora, los gigantes estadounidenses no han dejado de rivalizar en inversiones en potencia de cálculo, incluido el faraónico proyecto Stargate estadounidense cifrado en 500 000 millones de dólares. Sin embargo, con esto China nos recuerda que una de las características indisociables de su éxito económico desde su adhesión a la OMC es su capacidad para producir a menor coste en mercados cada vez más complejos. Primero en el textil y luego en la industria, hasta los coches eléctricos. ¿Y ahora en la IA?

La llegada de Deepseek marcará sin duda una clara ruptura, ya que la IA podía considerarse un mercado inflacionista en su estructura. Con una materia prima escasa y cara, los chips electrónicos de última generación son un monopolio de Nvidia y los modelos de IA son coto privado de unos pocos gigantes tecnológicos, lo que crea un oligopolio. En la actualidad, las barreras de entrada para los modelos de IA parecen reducirse y eso hará que la competencia sea más feroz. ¿Hasta el punto de hacer bajar los precios? Esto sería bueno para la democratización de esta tecnología (el efecto volumen), pero sin duda no tan bueno para la rentabilidad de unos actores que ya han invertido miles de millones.

Por tanto, este deepshift podría constituir un giro desinflacionista en un momento en que la inflación sigue preocupando a los bancos centrales. También podría acelerar el aumento de la productividad en un contexto en que el crecimiento potencial está disminuyendo en muchas partes del mundo. Para las empresas, por último, debería ser un medio de compartir más ampliamente el valor añadido, sobre todo para las que adoptan esta tecnología u ofrecen productos basados en ella.

Terminado de redactar el 31.01.2025. Por Clément Inbona, gestor de fondos de La Financière de l’Échiquier (LFDE).

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