Coline Pavot

¿Habrá regalos en Navidad?

Escasez. Hasta hace bien poco, esta palabra era una extraña en nuestra cotidianeidad de ciudadanos de países desarrollados, pero desde hace algunos meses se ha convertido en una realidad palpable. La crisis sanitaria, las tensiones geopolíticas y los desastres meteorológicos han desajustado progresivamente las cadenas de suministro y la logística internacional. Las faltas de existencias —cada vez más numerosas— están afectando uno tras otro a todos los sectores de la economía.

 

Hablemos de la escasez mundial

¿Cómo hemos terminado así? En un contexto en el que se han multiplicado las tensiones geopolíticas (de China a EE. UU. pasando por Rusia) y los sucesos meteorológicos extremos, la pandemia supuso un freno para una gran parte de la producción industrial mundial. Todos los sectores han sufrido presiones, desde la producción de piezas de bicicletas hasta la madera de construcción o la extracción de tierras raras. Estimulado por los planes de emergencia desplegados por los estados durante la crisis, el consumo de los hogares se ha visto frenado finalmente por una situación de escasez generalizada que ralentiza la recuperación de la economía mundial. Esta falta de acceso a las materias primas se ve agravada por las empresas que adoptan métodos de producción más responsables. La demanda de estos recursos sostenibles aumenta, su precio se dispara y algunos directamente no se pueden encontrar¹. Por tanto, el aumento de los precios afecta a todos los actores económicos y llega poco a poco hasta el consumidor. Así, los precios de los productos que salen de las fábricas chinas se han incrementado de media un 13,5 % en el último año, su mayor alza en un cuarto de siglo².

 

Cadenas de suministro mundializadas

Nuestras cadenas de suministro están mundializadas, al igual que nuestra sociedad de consumo. Antes de aterrizar en su armario, sus pantalones vaqueros han recorrido hasta 65 000 km, es decir, una vuelta y media a la Tierra. Estas cifras revelan la triste realidad de nuestra sociedad de consumo. El algodón cultivado en Uzbekistán puede ser hilado en Turquía y teñido en Bulgaria. Después, la tela puede ser cosida en Taiwán y los vaqueros pueden ser armados en Túnez antes de ser entregados en España³. He aquí otra constatación que se hace eco de las afirmaciones del economista y filósofo británico David Ricardo, autor de la teoría de las ventajas comparativas: tomamos conciencia de la ultraespecialización de algunos países y de lo mucho que dependemos de ellos. La última fábrica de paracetamol en suelo europeo cerró sus puertas en 2009[4] y hemos necesitado 10 años para darnos cuenta de que más del 80 % de la producción mundial de este analgésico provenía de la India y de China. La crisis que atravesamos ha servido para poner de manifiesto la complejidad de las cadenas de suministro de las empresas y su flagrante falta de control sobre ellas. Esta debilidad les expone —a ellas y a nosotros— a evidentes riesgos financieros, pero también a posibles escándalos medioambientales y sociales de primera magnitud.

 

Controlar nuestro abastecimiento

En este contexto, los ganadores suelen ser los que mantienen desde hace años buenas relaciones con sus proveedores, por ejemplo, pagándoles bien y en plazo. Controlar mejor la cadena de valor, bien simplificándola o bien relocalizándola, equivale a una mayor conciencia de su impacto social y medioambiental y la posibilidad de reducir al máximo sus externalidades negativas. Bajo este reto subyace también un reto de soberanía nacional. En Francia, por ejemplo, el Plan 2030 ha puesto el foco en la economía circular para garantizar el abastecimiento de materiales como el plástico, la madera, los metales y las tierras raras.

Si las empresas se conciencian aún más de su capacidad para ejercer una influencia positiva en sus proveedores y de su responsabilidad a la hora de controlar sus impactos sociales y medioambientales, Papá Noel podrá adornar los árboles de Navidad en años venideros. Y, por supuesto, nosotros nos pondremos del lado de las empresas responsables para apoyarlas en el marco de nuestro enfoque de diálogo activo.

 

 

[1] Dans un contexte de pénuries, les entreprises engagées sont confrontées à de lourds dilemmes (En un contexto de escasez, las empresas responsables se enfrentan a grandes dilemas), Novethic, 11.2021.
[2] Entre 10.2020 y 10.2021. La production industrielle baisse en Europe, étouffée par les pénuries (La producción industrial cae en Europa asfixiada por la escasez), Le Monde, 11. 2021.
[3] La vie d’un jean (La vida de unos vaqueros), Mtaterre.com
[4] Fábrica de RHODIA en Isère.